Instituto NOA > Blog > Qué es una adicción y cómo afecta a la vida
Desde Instituto Noa consideramos que el paso inicial, y por tanto, pieza fundamental del proceso terapéutico, es conocer en qué consiste una adicción para poder entender y profundizar en los comportamientos y emociones del paciente adicto y tomar conciencia de las repercusiones que la adicción tiene en todos los ámbitos de su vida y de la vida de aquellos que le rodean.
DEFINICIÓN DE ADICCIÓN.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) se trata de una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales, y por la aparición de episodios continuos o periódicos de descontrol, que se repiten a pesar de las consecuencias negativas que conllevan, así como por distorsiones del pensamiento, entre ellas, la negación de padecer la enfermedad y la minimización de todas las alteraciones que provoca.
Por lo tanto, las personas adictas, pierden el control de sus actos y emociones, puesto que sienten una compulsión en la que repiten la conducta adictiva sin importar las consecuencias.
Hay diferentes tipos de adicciones. Con frecuencia la adicción aparece a determinadas sustancias, pero también puede existir adicción a comportamientos, a ciertos pensamientos y emociones e incluso a personas.
Se puede empezar a usar drogas o a presentar conductas desajustadas como medio para evadirse o buscando un supuesto bienestar, y progresivamente siempre llega el descontrol y la “necesidad de más”.
Dentro de la definición de adicción, es importante también, conocer algunos otros conceptos básicos como el de tolerancia, uso, abuso y dependencia, dado que el proceso más habitual en el desarrollo de las adicciones pasa por varias fases que van desde la experimentación, pasando por el uso, el abuso y finalmente la dependencia.
– Tolerancia: Es un estado de adaptación biológica que se caracteriza porque disminuye la respuesta que provoca la administración de la misma cantidad de un tóxico.
– Uso: Entendemos por uso aquel tipo de relación con la sustancia o con la actividad adictiva en el que, bien por su cantidad, por su frecuencia o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto, no se detectan consecuencias inmediatas sobre el consumidor ni sobre su entorno. Es preciso evaluar muy bien antes de valorar como uso una determinada forma de consumo.
– Abuso: Es un patrón de consumo que produce perturbaciones o limitaciones clínicamente significativas, que se manifiestan por uno o más de los siguientes indicadores:
– no poder cumplir o presentar repetidos fracasos para desempeñar obligaciones importantes.
– Uso recurrente en situaciones que conlleven un peligro físico.
– Uso continuado de la sustancia, a pesar de padecer problemas sociales o interpersonales persistentes o recurrentes, exacerbados por los efectos de la sustancia.
– Dependencia: Según la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades), la dependencia se define por el deseo intenso de consumir una sustancia, junto con una disminución de la capacidad para controlar el consumo, aparición de síntomas del síndrome de abstinencia y tolerancia, abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones, aumento del tiempo necesario para obtener/ingerir la sustancia o para recuperarse de sus efectos, así como persistencia en el consumo de la sustancia a pesar de sus evidentes consecuencias perjudiciales.
Hablamos por tanto de una enfermedad compleja en la que tenemos que tener en cuenta la existencia de una base biológica que ayuda a explicar por qué las personas necesitan mucho más que buenas intenciones o fuerza de voluntad para romper con sus adicciones. Es una enfermedad que la tiene capacidad de secuestrar e incluso destruir regiones cerebrales fundamentales que se encargan de ayudarnos a vivir.
PATOLOGÍA DUAL
Es muy importante también, saber que la adicción y las enfermedades mentales con frecuencia coexisten. En este sentido, la patología dual se puede definir como una enfermedad que designa la existencia simultánea de un trastorno adictivo y otro trastorno mental, o la intersección de ambas disfunciones.
En algunos casos, ciertos trastornos como la ansiedad, la depresión o la esquizofrenia pueden surgir antes de la adicción; en otros casos, el consumo de drogas puede desencadenar o empeorar esos trastornos de salud mental, particularmente en las personas que presentan algún tipo de vulnerabilidad específica.
Hay casos en que personas que padecen ansiedad o depresión pueden consumir drogas para intentar aliviar los síntomas psiquiátricos, lo que se transforma en una espiral peligrosa que con el tiempo puede exacerbar los síntomas y aumenta el riesgo de crear una adicción. Es por todo esto, que el tratamiento de todos los problemas coexistentes debe ser simultáneo.
IMPACTO DE LA ADICCIÓN EN LA CALIDAD DE VIDA
Según la OMS, la calidad de vida se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno. Para las personas adictas y sus familias, la calidad de vida se ve directamente afectada, puesto que disminuye en todos sus aspectos.
La adicción afecta a todos los ámbitos de la vida, es devastadora, se convierte en el centro de todo y arrasa con la persona y con su alrededor.
Progresivamente genera conflictos a nivel familiar, en ámbito laboral y en las relaciones sociales, siendo muy frecuentes la aparición de signos y síntomas que dificultan la conducta y la emoción del paciente adicto. Pueden aparecer cambios de humor, irritabilidad, comportamientos violentos, síntomas paranoides, problemas familiares frecuentes, aislamiento, absentismo laboral y escolar… Sin olvidar, que con frecuencia genera graves problemas físicos directos o indirectos (derivados por ejemplo de accidentes en el contexto del consumo de sustancias).
EL CAMINO DE LA RECUPERACIÓN.
En Instituto Noa trabajamos centrados en el paciente adicto y en su familia, para que el camino que representa el proceso terapéutico esté enfocado a volver a ser el centro de la propia vida, en profundizar en el reconocimiento, expresión y gestión de las emociones afrontando el día a día libre y no esclavo de la adicción, y a reconstruir aquello destruido en torno a las relaciones familiares y sociales.
Se trata en definitiva de la búsqueda de un VIDA de calidad, satisfactoria y plena.
Desde Instituto Noa consideramos que el paso inicial, y por tanto, pieza fundamental del proceso terapéutico, es conocer en qué consiste una adicción para poder entender y profundizar en los comportamientos y emociones del paciente adicto y tomar conciencia de las repercusiones que la adicción tiene en todos los ámbitos de su vida y de la vida de aquellos que le rodean.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) se trata de una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales, y por la aparición de episodios continuos o periódicos de descontrol, que se repiten a pesar de las consecuencias negativas que conllevan, así como por distorsiones del pensamiento, entre ellas, la negación de padecer la enfermedad y la minimización de todas las alteraciones que provoca. Por lo tanto, las personas adictas, pierden el control de sus actos y emociones, puesto que sienten una compulsión en la que repiten la conducta adictiva sin importar las consecuencias.
Hay diferentes tipos de adicciones. Con frecuencia la adicción aparece a determinadas sustancias, pero también puede existir adicción a comportamientos, a ciertos pensamientos y emociones e incluso a personas. Se puede empezar a usar drogas o a presentar conductas desajustadas como medio para evadirse o buscando un supuesto bienestar, y progresivamente siempre llega el descontrol y la “necesidad de más”. Dentro de la definición de adicción, es importante también, conocer algunos otros conceptos básicos como el de tolerancia, uso, abuso y dependencia, dado que el proceso más habitual en el desarrollo de las adicciones pasa por varias fases que van desde la experimentación, pasando por el uso, el abuso y finalmente la dependencia.
Hablamos por tanto de una enfermedad compleja en la que tenemos que tener en cuenta la existencia de una base biológica que ayuda a explicar por qué las personas necesitan mucho más que buenas intenciones o fuerza de voluntad para romper con sus adicciones. Es una enfermedad que la tiene capacidad de secuestrar e incluso destruir regiones cerebrales fundamentales que se encargan de ayudarnos a vivir.
Es muy importante también, saber que la adicción y las enfermedades mentales con frecuencia coexisten. En este sentido, la patología dual se puede definir como una enfermedad que designa la existencia simultánea de un trastorno adictivo y otro trastorno mental, o la intersección de ambas disfunciones. En algunos casos, ciertos trastornos como la ansiedad, la depresión o la esquizofrenia pueden surgir antes de la adicción; en otros casos, el consumo de drogas puede desencadenar o empeorar esos trastornos de salud mental, particularmente en las personas que presentan algún tipo de vulnerabilidad específica.
Hay casos en que personas que padecen ansiedad o depresión pueden consumir drogas para intentar aliviar los síntomas psiquiátricos, lo que se transforma en una espiral peligrosa que con el tiempo puede exacerbar los síntomas y aumenta el riesgo de crear una adicción. Es por todo esto, que el tratamiento de todos los problemas coexistentes debe ser simultáneo.
Según la OMS, la calidad de vida se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno. Para las personas adictas y sus familias, la calidad de vida se ve directamente afectada, puesto que disminuye en todos sus aspectos.
La adicción afecta a todos los ámbitos de la vida, es devastadora, se convierte en el centro de todo y arrasa con la persona y con su alrededor. Progresivamente genera conflictos a nivel familiar, en ámbito laboral y en las relaciones sociales, siendo muy frecuentes la aparición de signos y síntomas que dificultan la conducta y la emoción del paciente adicto. Pueden aparecer cambios de humor, irritabilidad, comportamientos violentos, síntomas paranoides, problemas familiares frecuentes, aislamiento, absentismo laboral y escolar… Sin olvidar, que con frecuencia genera graves problemas físicos directos o indirectos (derivados por ejemplo de accidentes en el contexto del consumo de sustancias).
En Instituto Noa trabajamos centrados en el paciente adicto y en su familia, para que el camino que representa el proceso terapéutico esté enfocado a volver a ser el centro de la propia vida, en profundizar en el reconocimiento, expresión y gestión de las emociones afrontando el día a día libre y no esclavo de la adicción, y a reconstruir aquello destruido en torno a las relaciones familiares y sociales. Se trata en definitiva de la búsqueda de un VIDA de calidad, satisfactoria y plena.